El Tratado y la Carta de Derechos Fundamentales de la UE establecen que los ciudadanos de la Unión tienen derecho a recibir atención médica en las mismas condiciones que la reciben los nacionales del país en el que están temporalmente. También pueden optar a tratar su enfermedad en otro país de la UE cuando el tratamiento no se ofrezca en el suyo.
Si te encuentras de viaje en otro país de la UE y enfermas de manera inesperada con la Tarjeta Sanitaria Europea, se puede acudir a la consulta de un médico local.
Si estás enfermo y decides recibir tratamiento médico en otro país de la UE , de regreso a casa recuperarás la cantidad que cueste ese mismo tratamiento en tu país. En algunos casos, se necesita una autorización previa antes de viajar para recibir tratamiento. Los Estados miembros también tienen la opciónde pagar por el cuidado de la salud en el momento, en lugar de reembolsar a los pacientes.
· En cada Estado miembro hay un punto de contacto nacional que se puede encontrar en Tu Europa y que facilita la información necesaria sobre los derechos a asistencia sanitaria en toda la Unión. También proporcionan información para casos muy especializados, de escasa prevalencia o enfermedades raras.
·En cualquier lugar de la UE que se reciba atención médica, los profesionales de la salud - ya sean médicos, dentistas, enfermeras, matronas o farmacéuticos -, cumplen los requisitos de formación que exige la UE.
· Los pacientes tienen derecho a recibir una copia de su historia clínica que le permitirá asegurar la continuidad del tratamiento incluso en otro Estado miembro.
· La Comisión ha establecido normas sobre el reconocimiento mutuo de las recetas médicas entre los Estados miembros y un mínimo de elementos que deben estar incluidos en una receta médica transfronteriza. En cualquier Estado miembro reconocen las recetas, aunque para más eficacia consulte a su médico para que le proporcione una prescripción transfronteriza antes de salir.
· Los medicamentos cumplen los estrictos estándares de calidad, seguridad y eficacia ya que deben estar autorizados por los Estados miembros o por la Comisión Europea antes de ser puestos en el mercado de la UE que controla su seguridad durante toda su vida útil.
·Los pacientes deben informar directamente a sus autoridades nacionales o a través de su médico, farmacéutico, enfermera u otro profesional de la salud,de cualquier reacción adversa a los medicamentos que esté tomando. Cuando un medicamento necesita un seguimiento adicional tiene un triángulo invertido negro en el prospecto, junto con la forma en la que el paciente debe dar a conocer los síntomas adversos al sistema de presentación de informes nacionales .
· Todos los los productos sanitarios , desde simples vendajes a las más sofisticadas máquinas de soporte de vida, garantizan un alto nivel de seguridad a los pacientes y el acceso rápido a las tecnologías innovadoras.
· La Comisión Europea ha desarrollado normas para toda la UE que garantizan que todo el material humano donado es seguro y está cuidadosamente controlado para evitar la transmisión de enfermedades, como, el VIH o la hepatitis. Además, la UE financia proyectos y acciones para que los países formen a sus inspectores, mejoren sus sistemas de vigilancia, así como la organización y el acceso a la transfusión nacional y a los servicios de trasplante.
La conexión entre los diferentes sistemas de salud de la Unión permite a los ciudadanos recibir tratamiento en el país en el que haya una mejor especialización. Cuando la enfermedad no es imprevista y la atención se planifica, el paciente puede solicitar una autorización previa que, en el caso de no poder ser tratado en su país, no se le podrán denegar dentro de un plazo médicamente justificable. Los Estados miembros tienen la obligación de exponer públicamente qué tratamientos están sujetos a la autorización. Se puede conocer la lista a través del punto de contacto nacional.
Todos los pacientes tienen derecho a decisiones debidamente motivadas, y a apelar si consideran que no se han respetado sus derechos. Todos los pacientes tienen derecho a quejarse y pedir reparación (y todo el tratamiento debe estar cubierto por un seguro de responsabilidad civil o una garantía similar).
Los europeos prefieren recibir asistencia sanitaria en su propio país. Por esa razón la demanda de atención médica en un Estado miembro diferente al propio representa solamente un 1 % del gasto público en salud, que actualmente se encuentra en torno a los 10 mil millones de euros. Esta estimación incluye la asistencia sanitaria transfronteriza de los pacientes ocasionales, como la atención de urgencia a los turistas. Mucho menos del 1 % de los gastos y traslado de pacientes es para la asistencia planificada, como las operaciones de cadera o de rodilla o la cirugía de cataratas.
Fuente: ec.europa.eu
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