La Comisión recibe numerosas denuncias que prueban que no se cumple la
normativa europea a pesar de estar correctamente transpuesta en los
Estados y que está demostrado que los trabajadores migrantes están, a
menudo, mejor cualificados para el puesto que solicitan que los
nacionales del país.
Hay numerosos casos prácticos como el de José, español que quería
trabajar Irlanda, y a la hora de preguntar en los servicios de empleo se
encontró con que había un número determinado de puestos de trabajo para
los que era necesario ser irlandés. O a la inversa, Aliute, lituano que
se presentó para un trabajo de profesor de inglés en una empresa
privada española. Fue rechazado por no ser nativo aunque tenía
titulación y conocimientos más que suficientes para el puesto. Helmut,
austriaco profesor con 15 años de experiencia en su país, cuando lo
contrataron en una escuela pública italiana perdió todos esos años de
antigüedad y su salario fue el más bajo de la escala. El caso de los
deportistas es muy conocido y Tino, italiano que juega en la liga
francesa de Hockey sobre patines lo está sufriendo. La Federación
Francesa de Roller Sports ha aprobado que sólo pueden participar en
partidos oficiales tres jugadores extranjeros, Tino teme que puede
perder su trabajo.
La lista es interminable y las normas que acaba de adoptar la CE pretenden terminar con todos estos problemas.
Los Estados miembros deberán:
- crear puntos de contacto nacionales en los que se proporcione información, asistencia y orientación de manera que los trabajadores migrantes y los empleadores, estén mejor informados acerca de sus derechos;
- proporcionar vías de recurso apropiadas a nivel nacional;
- permitir que los sindicatos, las ONG y otras organizaciones inicien procedimientos administrativos o judiciales en nombre de trabajadores concretos en casos de discriminación;
- informar mejor a los trabajadores migrantes de la UE y los empleadores en general.
En primer lugar porque trabajar y vivir en cualquier Estado miembro es un derecho emblemático de la UE incluido en su Tratado de Funcionamiento (TFUE)
En
segundo lugar para garantizar una adecuada correspondencia entre la
oferta y la demanda de mano de obra, crucial en la actual crisis
económica, en la que se detectan enormes brechas entre los Estados.
Según el monitor Europeo de Ofertas, en el segundo trimestre de 2012 las ofertas de empleo fueron de alrededor de 1,85 millones en 16 países de la UE.
En tercer
lugar porque la movilidad dentro de la Unión sigue siendo relativamente
baja, según la encuesta de población del tercer trimestre de 2012, solo
el 3,1 % de los ciudadanos en edad de trabajar (entre 15 y 64 años)
vivía en un país que no era el suyo. El número de trabajadores españoles
que trabajaban en otro Estado miembro en 2012 era de 210.000, un 1,2 %
del total de empleados. El número de trabajadores de otros países de la
UE que en la misma fecha trabajaban en España era de 761.700, un 4,4 %
de la población total.
Aunque pueda parecer a corto plazo que la salida de trabajadores
hacia otros países pueda significar un riesgo de “fuga de cerebros” a
largo plazo eso revierte en el país de origen. Por una parte contribuye a
la economía del país a través de las remesas y por otro cuando la
economía vuelve a repuntar los trabajadores regresan con una gran
experiencia adquirida. Eso quedó demostrado por el número de
trabajadores polacos que se trasladaron al Reino Unido a trabajar
después de 2004, y que ahora han regresado a Polonia.
También
es bueno para el país que recibe a los trabajadores, Un estudio de 2011
sobre inmigración procedente de ocho nuevos Estados miembros (Chequia,
Estonia, Letonia, Lituania, Hungría, Polonia, Eslovenia y Eslovaquia) indicaba que entre 2004-09,
el PIB de Irlanda se había expandido un 3 %, y el PIB del Reino Unido,
un 1,2 %, gracias a los trabajadores migrantes de estos ochos Estados
miembros.
Fuente: ec.europa.eu
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