domingo, 1 de enero de 2012

10 AÑOS DEL EURO

El 1 de enero de 2002 se introdujeron los billetes y monedas de euro en la Unión Europea, dando lugar a un alineamiento sin precedentes de las políticas monetarias y a una cooperación más estrecha entre los países de la zona del euro. El euro y la Unión Económica y Monetaria han proporcionado una base sólida para el progreso económico; la crisis bancaria de 2008 y sus consecuencias han puesto a prueba el sistema instaurado por estos instrumentos. Ha quedado demostrado que el éxito del euro depende de unas finanzas públicas sanas y sostenibles y unas políticas macroeconómicas sólidas. La base para la recuperación ya existe, y la constituyen las normas de la UE recientemente reforzadas sobre gobernanza y supervisión económicas. Esta base se está fortaleciendo mediante un «pacto fiscal» acordado por los dirigentes de la UE para lograr una mayor disciplina presupuestaria y consolidar la coordinación de las políticas económicas y la gobernanza en la zona del euro.
En el período anterior a la crisis, la zona del euro en su conjunto se benefició de la estabilidad macroeconómica, caracterizada por una inflación estable, unos tipos de interés bajos, un período de crecimiento económico excepcionalmente largo y un mercado interior más fuerte. Los 332 millones de personas que utilizan el euro ya no tienen que pagar costes adicionales para cambiar divisas y hay una mayor transparencia en las transacciones transfronterizas, lo que permite a los consumidores comparar los precios entre un país de la zona del euro y otro.
El Vicepresidente de la Comisión Europea responsable de Asuntos Económicos y Monetarios y del Euro, Olli Rehn, señaló que «con el telón de fondo de la fragilidad económica actual, este es un buen momento para recordar los principios fundamentales sobre los que se construyó el euro y recuperar una Europa fuerte y que brinde oportunidades. Tenemos los ladrillos, el cemento y la mano de obra.
Ahora nos hace falta voluntad política y debemos actuar con determinación y rapidez para restablecer el crecimiento económico, crear más puestos de trabajo y recuperar la confianza de los inversores y los ciudadanos».
Antes de entrar a formar parte de la zona del euro, se exige a todos los países miembros potenciales, sin excepción, ajustarse a unos criterios económicos y monetarios estrictos con el fin de mantener la disciplina presupuestaria. El euro empujó a los Estados miembros a una cooperación más estrecha con el objetivo común de lograr una moneda y una economía estables que nos beneficiaran a todos. Antes de la crisis bancaria de 2008, la Unión Europea iba camino de alcanzar esos objetivos.
Sin embargo, a lo largo de estos diez años se han producido desequilibrios fiscales y macroeconómicos dentro de la zona del euro. Hacer frente a estos desequilibrios en la UE ha requerido enormes esfuerzos por parte del sector público para proteger los intereses de los gobiernos, las empresas y los ciudadanos de toda la UE. Sin la Unión Económica y Monetaria, la crisis financiera mundial habría desencadenado una serie de crisis monetarias devastadoras en Europa. Los efectos en las economías, los gobiernos, las empresas e incluso en la vida cotidiana de los ciudadanos habrían sido inimaginables.
El objetivo fundamental de la Unión Económica y Monetaria y del euro era, y sigue siendo, el de permitir que la economía europea pueda funcionar mejor, cree más puestos de trabajo y asegure una vida mejor a los europeos. El euro no es un mero acuerdo monetario técnico, sino un símbolo de la determinación de trabajar conjuntamente en un espíritu de solidaridad.
El euro no garantiza la estabilidad y el crecimiento económico por sí mismo. Esto se consigue, en primer lugar, por medio de una buena gestión de la economía de la zona del euro conforme a las normas del Tratado UE y del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, que es una pieza esencial del engranaje de la Unión Económica y Monetaria.
En segundo lugar, el euro, como moneda de la Unión Europea, es el mecanismo clave para potenciar las ventajas del mercado único, la política comercial y la cooperación política.
El Pacto de Estabilidad y Crecimiento acaba de reforzarse mediante el llamado «paquete de seis medidas», un conjunto de normas que entraron en vigor en la UE el 13 de diciembre de 2011. Estos nuevos instrumentos ayudarán a garantizar, ahora más que nunca, que todos cumplan las normas fijadas de común acuerdo y, por lo tanto, contribuirán de manera significativa a estabilizar la economía de la UE y a evitar que se produzca una nueva crisis. Este conjunto de herramientas contiene normas fiscales y pone un énfasis renovado en la reducción de los altos
niveles de deuda, con el respaldo de un mecanismo de sanciones creíbles y un marco eficaz para prevenir y subsanar desequilibrios macroeconómicos mayores.



Este hito se alcanzó pocos días después del Consejo Europeo del 9 de diciembre, en el que los líderes de la UE adoptaron decisiones valientes para reforzar la credibilidad de nuestra respuesta a la crisis desde dos vertientes: fortaleciendo la gobernanza económica por medio de un nuevo pacto fiscal y reforzando el cortafuegos financiero para contener el efecto de contagio y, en última instancia, proteger el crecimiento económico y el empleo.





Fuente: Rapid

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